sábado, 5 de abril de 2014

LOS DOS CONEJOS.

Otra de las fábulas trabajadas en la hora de lectura será "Los dos conejos". Os la pongo para si quer´´eis ir leyéndola.

 LOS DOS CONEJOS.

Por entre unas matas,
seguido de perros,
—no diré corría—,
volaba un conejo.

De su madriguera
salió un compañero
y le dijo: «Tente,                                                              
amigo, ¿qué es esto?»156145_conejos-dibujos-3

«¿Qué ha de ser? —responde—;
sin aliento llego...
Dos pícaros galgos
me vienen siguiendo».

«Sí —replica el otro—,
por allí los veo...;
pero no son galgos».
«¿Pues qué son?» «Podencos».

«¿Qué? ¿Podencos dices?
Sí, como mi abuelo.
Galgos y muy galgos;
bien visto lo tengo».

«Son podencos, vaya,
que no entiendes de eso».
«Son galgos, te digo».
«Digo que podencos».

En esta disputa
llegando los perros,
pillan descuidados
a mis dos conejos.

Los que por cuestiones
de poco momento
dejan lo que importa,
llévense este ejemplo.

MORALEJA: No debemos detenernos en cuestiones frívolas, olvidando el asunto principal.






 




viernes, 4 de abril de 2014

EL BURRO FLAUTISTA.

Después de leer algunas fábulas de Tomás Iriarte trabajaremos con la fábula "El burro flautista".
Aquí os la adjunto por si la queréis leer:




  Esta fabulilla,
salga bien o mal,
me ha ocurrido ahora
por casualidad.

  Cerca de unos prados
que hay en mi lugar,
pasaba un borrico
por casualidad.

  Una flauta en ellos
halló, que un zagal
se dejó olvidada
por casualidad.

  Acercóse a olerla
el dicho animal,
y dio un resoplido
por casualidad.

  En la flauta el aire
se hubo de colar,
y sonó la flauta
por casualidad.

  «iOh!», dijo el borrico,
«¡qué bien sé tocar!
¡y dirán que es mala
la música asnal!»

  Sin regla del arte,
borriquitos hay
que una vez aciertan
por casualidad.


Firma de Tomás de Iriarte

Burro flautista

 En esta fábula Tomás de Iriarte nos habla de un burro que por casualidad se encontró una flauta en el campo y al acercarse soplo sin querer por ella saliendo de la misma una nota musical, cosa que hizo pensar al burro que era un buen músico.

La moraleja de esta fabula  es que siempre “por casualidad” alguien puede acertar a hacer algo bien, pero no deja de ser eso, casualidad.